En nuestros días la histeria es un trastorno perfectamente identificado por los estudiosos de la salud mental, quienes saben que se trata de un comportamiento histriónico (teatral) en donde la personalidad es muy frágil y hay tendencia sumamente marcada a la exageración de algunas dolencias.
Quienes sufren histeria son personas a las que les faltó afecto durante su infancia y, por ello, inconscientemente buscan ser el centro de atención para sentir que son importantes.
De acuerdo con los criterios diagnósticos de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos (American Psychiatric Association), una persona histérica es aquella que cumple con la mayoría de los siguientes aspectos:
- Se siente incómoda cuando no es el centro de atención.
- Su interacción con los demás se caracteriza por un comportamiento sexualmente seductor o provocador.
- Su expresión emocional es superficial y puede cambiar con rapidez.
- Utiliza su aspecto físico para llamar la atención.
- Su forma de hablar es subjetiva y carece de matices. Sus juicios y comentarios son extremistas, de “todo o nada”.
- Sus palabras están llenas de autodramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional.
- Su opinión es fácilmente influenciable por otras personas o por las circunstancias.
- Piensa que sus relaciones son más cercanas o íntimas de lo que son en realidad.
No confundir
La gente que se topa con una persona que padece el trastorno histriónico puede sentirse halagado al percibir un coqueteo o episodio de seducción; sin embargo, lo que ocurre es que el enfermo opera un mecanismo psicológico que busca la aceptación sin que necesariamente quiera tener una relación sexual.
Lo típico de esta conducta, en el caso de la mujer, es que se manifieste a través de una forma de vestir provocativa y conducta social que llama la atención. Puede que no se trate de una persona muy hermosa, pero hará todo lo posible para lucir atractiva.
Es por ello que en ocasiones se ataviará con una falda excesivamente corta o blusa translúcida, además de que hablará de manera locuaz y con tono sumamente alto en lugares públicos, a fin de llamar la atención. También es probable que logre tener muchas parejas, pero dada su personalidad suele perderlas con la misma facilidad con que las encuentra.
La histeria se manifiesta en forma semejante en el varón. Se trata de hombres que cuidan al máximo su imagen y galanura, pretenden ser el centro de todas las reuniones, nunca se comprometen y son sumamente promiscuos.
Los individuos histéricos no sólo se visten llamativamente para atraer las miradas, sino que, sostiene el experto en salud mental, de vez en cuando tratan de aparecer como personas que realizan actos caritativos. Lo particular de esta conducta es que no actúan desde el anonimato, sino que desean tener la mayor divulgación posible.
“Todos necesitamos afecto, pero cuando lo requerimos casi de manera desesperada para vivir es porque existe un gran vacío interior, y en tal caso estaríamos cayendo en un estado histérico. En esencia, estas personas le dan más importancia al ‘parecer’ que al ‘ser’, tanto interiormente como en sus actos. En muchas ocasiones esta conducta se convierte en una caricatura, y es por ello que al acercarnos a estos individuos que atraen la atención se descubre que ‘no hay sustancia’ y que no hay un sentir real”, señala.
Las persona histericas tienden a autoagradecirse si es que no le hacen caso.Esto ocurre porque “hay un cuadro de angustia, ansiedad e impulsividad que, en casos extremos, puede hacer necesaria la hospitalización del enfermo, terapia psiquiátrica y administración de medicamentos”.
El psiquiatra, dice la entrevistada, entra en acción para ayudar a que el histérico revalore su autoestima y “entienda que es un ser valioso para su familia, pareja y sociedad en general. El experto también debe trabajar para que el paciente comprenda que no necesita hacer nada especial para ser aceptado o querido”.
Las mujeres, informa la entrevistada, son quienes sufren con más frecuencia la histeria, en una relación de 4 a 1 con respecto a los varones. Seguramente por ello se le ha etiquetado como una enfermedad femenina.
No obstante, es importante mencionar que “se estima que entre el 20 y el 35% de la población general puede padecer el trastorno histriónico, y que las sociedades más expuestas son aquellas en las que hay muchos factores de estrés o se encuentran en crisis”.
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