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jueves, 19 de febrero de 2009

Los niños en contra del padre alcohólico

Fuente: www.aacap.org



El alcoholismo es común en las familias y los hijos de alcohólicos tienen una probabilidad cuatro veces mayor que otros niños de convertirse en alcohólicos. La mayoría de los hijos de alcohólicos han experimentado cierta forma de abandono o abuso.


Un niño en este tipo de familia puede tener una variedad de problemas:

* Culpabilidad: El niño puede creer que es la causa primordial de que su padre/madre abuse de la bebida.

* Ansiedad: El niño puede estar constantemente preocupado acerca de la situación en su hogar. Puede temer que el padre alcohólico se enferme o se hiera, y puede también temer a las peleas y la violencia entre sus padres.

* Vergüenza: Los padres pueden transmitirle al niño el mensaje de que hay un terrible secreto en el hogar. El niño que está avergonzado no invita sus amigos a la casa y teme pedir ayuda a otros.

* Incapacidad de establecer amistades: Como el niño ha sido decepcionado tantas veces por el padre/madre que bebe, no se atreve a confiar en otros.

* Confusión: El padre alcohólico cambia de momento, va de ser amable va a ser violento sin ninguna relación con el comportamiento del niño. Una rutina regular diaria, tan importante para el niño, no existe en su casa porque las horas de las comidas y de acostarse cambian constantemente.

* Ira: El niño siente ira y rabia contra el padre alcohólico porque bebe tanto y suele estar enojado también con el padre que no es alcohólico porque no le da apoyo o protección.

* Depresión: El niño se siente solo e incapaz de poder hacer algo para cambiar la situación.

Aunque el niño trata de mantener el alcoholismo en secreto, sus maestros, parientes, otros adultos o sus amigos pueden darse cuenta de que algo está mal. Los siquiatras de niños y adolescentes indican que los siguientes comportamientos pueden ser síntomas de un problema en el hogar, como el del alcohol:

* El fracaso en la escuela y las ausencias frecuentes.
* La falta de amigos, el retraimiento de los compañeros de clase.
* El comportamiento delincuente, como el robar y la conducta violenta.
* Las quejas frecuentes de problemas físicos, como dolores de cabeza o de estómago.
* El abuso de bebidas alcohólicas o drogas.
* La agresión contra otros muchachos.
* El comportamiento de exponerse continuamente a riesgos.
* La depresión, o pensamientos o comportamiento suicida.

Algunos hijos de alcohólicos tratan de actuar como "padres" responsables de la familia y entre sus amigos. Tratan de hacerle frente al alcoholismo convirtiéndose en personas controladas, que tienen mucho éxito en la escuela, pero que viven emocionalmente aislados de otros niños y maestros. Sus problemas emocionales no son aparentes hasta que se convierten en adultos.

No importa si sus padres están en tratamiento para el alcoholismo o no, estos niños y adolescentes pueden beneficiarse de programas educativos y de grupos de ayuda mutua organizados para los hijos de alcohólicos.

La ayuda profesional temprana es también importante para prevenir problemas más serios para el niño, inclusive el alcoholismo. Los siquiatras de niños y adolescentes ayudan a estos niños con sus problemas personales y también los ayudan a entender que no son responsables de los problemas de sus padres.


El programa de tratamiento puede incluir la terapia de grupo con jóvenes en la misma situación, lo cual reduce el aislamiento que sienten los hijos de alcohólicos. El siquiatra de niños y adolescentes trabaja a menudo con toda la familia, particularmente cuando el padre alcohólico ha dejado de tomar, para así desarrollar formas saludables de relacionarse entre los miembros de la familia.

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miércoles, 18 de febrero de 2009

La verdad desde el primer día de la adopción

Fuente: www.guiainfantil.com/servicios/Adopcion/hablar_sobre_adopcion.htm


Lo que se recomienda es que desde el primer día en que el niño adoptado llega al nuevo hogar debe comenzar a practicarse una serena franqueza con respecto al tema de la adopción. Cuanto más cómodo se sienta uno con la adopción y su entorno, tanto más a gusto se sentirá el niño, y habrá más posibilidades de que la adaptación prospere.


A parte de conscientizar a su hijo de que ha sido adoptado, la discusión temprana sobre adopción tiene dos propósitos principales:


El primero es crear un sentimiento dentro de la familia que la adopción es un tema de conversación. Los niños pueden no entender que significa ser adoptado, pero si entienden que los padres se sienten cómodos hablando de eso.

El segundo propósito es darle a los padres la oportunidad de practicar hablar sobre un asunto que envuelve sensibilidad y aspectos dolorosos.

En un principio es común tener dificultades en la discusión de algunos aspectos de adopción. Esto es lo que le da más sentido hacerlo primero con un niño pequeño, a quien no le gusta estar muy atento, a diferencia de un niño mayor.

Qué tan libres se sientan de preguntar, dependerá casi enteramente de la seguridad que sientan sus padres como padres adoptantes. Los niños son sensibles a captar sentimientos de ambivalencia en lo que se refiere a las respuestas de sus preguntas, e impartirles información significativa acerca de su adopción.


La adopción no es mala ni tampoco vergonzosa:

En ambos casos, los niños deben de enterarse de su adopción de boca de sus padres adoptivos.

Esto ayuda a que el mensaje de la adopción sea positivo y permite que el niño confíe en sus padres. Si el niño se entera de la adopción, intencional o accidentalmente, de boca de otra persona que no sea uno de sus padres, el niño puede sentir ira y desconfianza hacia sus padres, y puede ver la adopción como mala o vergonzosa, ya que se mantuvo en secreto.

Los niños adoptados querrán hablar acerca de su adopción y los padres deben de estimular este proceso. En las librerías hay excelentes libros de cuentos que pueden ayudar a los padres a explicarle al niño acerca de su adopción.


Reacción del hijo adoptado delante de la verdad:

Los niños reaccionan de manera diferente al enterarse de que son adoptados. Sus emociones y reacciones dependen de su edad y de su nivel de madurez.

El niño puede negarse a aceptar que fue adoptado y puede crear fantasías acerca de la adopción.

Frecuentemente, los niños adoptados se apegan a la creencia de que los dieron porque eran malos o pueden creer que fueron secuestrados.

Si los padres hablan con franqueza acerca de la adopción y la presentan de manera positiva, es menos probable que se desarrollen estas preocupaciones.

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miércoles, 11 de febrero de 2009

Sabías Padre, ¿Qué es el Complejo de Electra?

Fuente: www.buenasiembra.com


Para la niña


Igual que los niños varones pasan una fase en la que se enamoran de mamá, las niñas viven una época en la que están locas por papá. En ellas, a esta fase los psicólogos la denominan "Complejo de Electra"


Manifestacion y caracteristicas del electra

Para la niña, el proceso es un poco más complicado que en el caso de los varones. También ella dirige sus primeros sentimientos de amor hacia la madre, pero al hacerse mayor debe transferirlos al padre, una persona del sexo opuesto.



En este proceso le ayuda el hecho de que su creciente trato con otras personas por ejemplo en el jardín de infantes le hace sentirse un ser distinto a la madre: una pequeña mujercita enamorada que hace todo lo posible para atraer la atención de su objeto de amor.

A todos los papás se les cae la baba al ver a su pequeña hija tan coqueta y femenina. Y también las madres suelen mostrarse contentas, pensando que la niña se está esforzando en parecerse a ella. Por lo general, ninguno de los dos padres se da cuenta de que en realidad está tratando de mostrar al padre que ella, la hija, sería una esposa muchísimo mejor que la madre. Esta especie de inocencia de los padres es explicable, ya que el romance de la niña con el padre suele ser menos visible que el del niño con la madre, primordialmente, porque el objeto de amor del pequeño varón está mucho más al alcance que el de la niña.

En nuestra sociedad actual, la mayoría de las madres pasan más tiempo en casa que los padres, de manera que la niña tiene que vivir sus sentimientos románticos hacia el padre más en la fantasía que en la realidad. La rivalidad con la madre hace que la pequeña se sienta mal. Mamá es la que la cuida y se ocupa de ella. ¡Qué horrible que a pesar de ello desee tantas veces que se marche, que se vaya muy lejos, para dejarla a solas con su amado papá! Se imagina que la madre conoce estos sentimientos ocultos y la va a castigar por ellos.

Estos temores se expresan a menudo en pesadillas en las que la niña se ve perseguida por brujas. En una familia normal, la niña aprende con el tiempo que papá pertenece a mamá y ella no puede tenerlo. Poco a poco renuncia a sus sentimientos románticos hacia el padre y los dirige a otra aún nebulosa figura masculina: el hombre con quien se casará algún día. Al mismo tiempo comienza a identificarse con la madre, que le da el ejemplo de la mujer que ella será cuando sea mayor.

Cómo tratar a una niña en plena crisis


Los padres ayudan a su hija en este proceso tomando sus sentimientos en serio, sin burlas ni reprimendas, pero dejando claro que los que forman una pareja son ellos y que el amor entre padres e hijos, ciertamente muy grande, es otra cosa.

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Fuente: www.buenasiembra.com


Cuando existen peleas u hostilidades sostenidas ya sean "abiertas" o "disimuladas", el niño abrigará durante más tiempo y con más seriedad la esperanza de que pueda sustituir al rival y convertirse en el pequeño amante de mamá. Esta situación no es nada sana para los pequeños y puede conducir, en el peor de los casos, a dificultades en su trato con el sexo opuesto.





Para el niño:

Entre los tres y cinco años, los pequeños varones atraviesan una fase de romántico enamoramiento de la madre. y empiezan a ver a su padre como un rival. Habrá vencido con éxito esta fase cuando la rivalidad se convierta en identificación: el pequeño ya no compite sino que se alía con su padre.



Manifestación y caracteristicas del Edipo

El niño de tres años ya ha comprendido que existen diferencias entre los sexos, y nota que sus padres están unidos por lazos afectivos.

También se da cuenta de que la relación entre su padre y su madre es distinta a la que él tiene con ellos.

Esto es lo que hace que surjan celos y que el amor hacia su madre, hasta entonces muy infantil y caracterizado por la dependencia, adquiera ahora esos matices de apasionamiento y romanticismo.
Las señales de que el niño está pasando por esta fase de Edipo no son siempre tan claras. Algunos niños simplemente se muestran un poco ariscos con el padre, prefiriendo que la madre les bañe o les lea el "cuento de las buenas noches". Otros revelan sus celos a través de alguna frase que los padres luego cuentan como un gracia, sin darse cuenta del significado que tiene en realidad.

Tampoco es raro que el niño anuncie que se casará con su madre cuando sea mayor. Sus sentimientos son tan profundos, que no deben tomarse con una simple sonrisa benévola.

El romance materno constituye una parte fundamental en el desarrollo del niño; su madre es la primera mujer de su vida y el padre su primer rival.

Este primer enamoramiento marcará en gran medida su futura relación con el otro sexo. Tampoco la rivalidad con el padre debe tomarse a la ligera.
Se trata de sentimientos terriblemente contradictorios que le crean más de una dificultad: por un lado, sigue queriendo y necesitando a su padre y, por otro, está celoso de él y le odia como rival y lo peor del caso, es que con frecuencia el pequeño piensa que su padre lo ve a él también como rival, y que su ira puede descender en forma de terribles castigos.

Esta conclusión emocional suele traducirse en pesadillas. Los niños entre tres y cinco años sueñan muchas veces con monstruos y bestias salvajes que representan al padre que se abalanzan sobre ellos y quieren destruirlos.

Si la situación familiar es normal y los padres se toman en serio estas contradicciones emocionales, el pequeño poco a poco se dará cuenta de que sus fantasías de suplantar al padre nunca llegarán a convertirse en realidad.

Aunque estos sueños románticos vuelvan intermitentemente durante toda esta fase, que concluye entre los cinco y seis años, cada vez serán menos intensos, menos duraderos y también menos problemáticos para él.

Una vez que haya desistido de su propósito, aplicará aquella antigua sabiduría de "si no puedes vencer a tu adversario, ¡únete a él!". Como no puede convertirse en el marido de su madre, se conformará con ser como él. La antigua rivalidad se transformará en identificación con el propio sexo. Tanto es así que a partir de los seis años es posible que la celosa sea la madre.


¿Cómo tratar a un niño en plena crisis?

  • La madre no debe mostrarse más cariñosa que de costumbre; sí acaso, un poco más comprensiva.
  • El padre ha de evitar autoritarismos que dificultarían el deseo de identificación del chico.
  • Padre y madre deben seguir tan afectivos y unidos como siempre. Si, por seguirle el juego, suprimen las muestras de cariño, el niño podría verse atormentado por la idea de que se han dejado de querer por su culpa. Aunque inconscientemente ése sea su deseo, no es ni mucho menos lo que pretende.
  • ¡Pero tampoco hay que provocarle gratuitamente! La mejor ayuda es la paciencia, la comprensión y el necesario consuelo cuando sus contradicciones le hagan sufrir.

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martes, 10 de febrero de 2009

¡Mi hijo es homosexual!

Fuente: www.enplenitud.com

Un mundo que se vino abajo con sentimientos de culpa, fracaso, tristeza,temor,verguenza. Todas estas son sensaciones que la mayoría de los padres de homosexuales admitió experimentar cuando sus hijos le confesaron su condición sexual.

Luego del momento inicial, sobrevendrán dos tipos de reacciones, opuestas entre sí: aceptar a sus hijos o rechazarlos abiertamente, llegando incluso hasta el punto de echarlos de la casa.

Pero en casi todos los casos, la vergüenza podrá estar muy presente, llevándolos a callar frente a ciertos miembros de la familia, vecinos o amigos.

Según los especialistas, la confesión de la homosexualidad (“salir del clóset”) por parte de un hijo acarrea también en sus padres la idea de un fracaso personal en la educación de los mismos, en donde el pensamiento común es que estuvieron demasiado ausentes durante su infancia y pubertad, o que, por el contrario, fueron demasiado sobreprotectores y excesivamente apegados.

Incluso, en un primer momento, muchos de estos padres intentarán poner manos la obra y actuar para tratar de “reencaminar” a su hijo, llevándolo a un psicólogo o consiguiéndole una prostituta para intentar cambiar su naturaleza sexual, algo que no sólo será inútil, sino que también podrá ser muy dañino.

En efecto, la orientación sexual no es algo que pueda ser modificado, y cualquier acto que no sea compasivo o comprensivo sólo dificultará las cosas. Pese a esto, también es muy entendible que muchos padres busquen tomar alguna acción, en pos de no permanecer pasivos frente a tamaño cambio.

En este sentido, los especialistas aconsejan quererlos, aceptarlos tal cual son, y ayudarlos, tal vez buscando un apoyo psicológico, no para “normalizarlos” sino para que ellos puedan tener otro tipo de asistencia frente a la discriminación que van a tener que enfrentar por parte del resto de la sociedad (o que tal vez ya estuvieron enfrentando).

Un nuevo hijo, un nuevo padre

Como se señaló anteriormente, las reacciones que experimentarán los padres de homosexuales, distarán mucho entre sí. Aquellos padres que sean más rígidos y estructurados seguramente tendrán más problemas para aceptar el deseo de su hijo, mientras que los más abiertos tendrán menos conflictos.

Pero, con todo, los expertos señalan que la noticia siempre irrita y nunca es, en un primer momento, del todo aceptada. Por ejemplo, podrá existir el temor a como influiría la recién revelada condición sexual de su hijo dentro de su ámbito social, y la necesidad de hacer frente a la nueva realidad que indica que sus hijos podrían no tener hijos.

De hecho, por sobre todo, la cuestión social es un importante problema para ellos, pues si bien en los últimos años la sociedad exhibió un mayor grado de apertura, la homofobia sigue siendo importante en una gran cantidad de personas.

Pero es en una segunda etapa cuando las cosas podrán comenzar a cambiar. De hecho, son muchos los padres que, frente a la primer sensación de perder un hijo, se propusieron luego convertirse en nuevos padres, para encontrar una madurez que les permitiese recrear un nuevo tipo de relación con su “nuevo” hijo.

Para este momento, es posible que muchos padres comiencen a preguntarse por qué sus hijos tardaron tanto en confesarles su condición sexual, es decir qué es lo que hicieron mal para que sus hijos no hayan podido confiar en ellos antes, para hacer esa revelación. Sobre todo cuando, como padres, percibieron en la infancia o juventud de su hijo que algo era diferente.

Según los especialistas, no está mal, sin embargo, que, antes que preguntar, se espere a que el hijo tenga la maduración suficiente o la necesidad de decirlo por si mismo.

Pero más allá de los reproches, propios y a sus hijos, los padres que comiencen a aceptar a sus hijos homosexuales, estarán seguramente comenzando a comprender que lo importante es que sus hijos puedan amar y ser amados, más allá del género de la otra persona, entendiendo que si existe el amor, siempre existirá la salud.

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lunes, 9 de febrero de 2009

Madres que compiten con sus hijas

Comenzando por la ropa, pasando por la manera de hablar, y terminando en las amistades, hay madres que comienzan a parecerse cada vez más a sus hijas adolescentes.

Para los psicólogos estas actitudes están lejos de ser mera complicidad entre madre e hija. En realidad se trata de una competencia que estalla en general cuando unas se encuentran al borde de la menopausia y las otras en pleno desarrollo hormonal. Y en estos casos es la madre la causante del conflicto.

Este problema se ve muy seguido, sobre todo en madres divorciadas o viudas. Estas padecen una sobrevaloración de la juventud y de la imagen corporal. Lo que buscan es detener el paso del tiempo y para eso apelan a recursos como usar la misma ropa que sus hijas o pasar hambre para lograr la misma figura.

Esta competencia tiene dos caras: por un lado estas madres buscan verse igual de jóvenes que sus hijas, y por el otro quieren seguir siendo deseadas por los hombres.

Por lo general, esta competencia se da en los hogares donde falta la figura masculina, que es habitualmente quien calma los ánimos. También en su gran mayoría son mujeres que no tuvieron un desarrollo profesional o laboral, que se dedicaron exclusivamente a ser amas de casa. Su único atractivo se basa en el atractivo erótico, lo único que hizo sentirlas alguna vez valiosas, y hoy sienten que están siendo desplazadas por sus hijas en esa materia.

Siempre la competencia surge del lado de las madres. Las hijas en realidad no encuentran motivos para competir con sus madres. Pero lo que sí hacen, muchas veces como reacción, es denigrar o descalificar a sus madres.

¿Cómo hacer para dejar de competir?

1. Reconocer que está compitiendo con su hija.

2. No debe apoyarse o buscar consejos en sus hijas. No debe transmitirle sus problemas.

3. Debe tener amigas de su edad.

4. Conformarse con su propio cuerpo y sus logros personales.

5. Si no se encuentra satisfecha, replantearse qué puede hacer para mejorar su vida.

6. Valorarse. Puede hacer una lista con cosas positivas de su persona.

7. Replantearse que sigue siendo una mujer y que puede mejorar su sexualidad. No debe pensar que su vida sexual terminó.

8. Todo lo que su hija le diga que la ayude a crecer interiormente.

9. Saber que cada una ocupa su lugar en la vida de la otra.

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viernes, 6 de febrero de 2009

Madres y Padres como educar a tu hijo

Fuente: educacion-infanil.blogspot.com


  • Nosotros somos los educadores, la escuela o colegio sólo complementan.
  • Educar bien es enseñar a: conocer las propias posibilidades, desear crecer, aceptar nuestras limitaciones y nuestras virtudes de forma sana, es enseñar a vivir.
  • Educar bien es enseñar a adaptarse a todas las situaciones: buenas o malas.
  • Educar no es proporcionar experiencias buenas y asilarle de las malas. Es ayudarle a aprender de ellas.
  • Para educar bien no existen recetas, se aprende de experiencias concretas y luego se generaliza.
  • Educar es una toma de decisiones constante.
  • Nuestras decisiones están muy influidas por cómo hemos sido educados.
  • Ser conscientes de ello ayuda a educar más sensatamente.
  • Educar bien a mi hijo (a), no es compensarle por lo que nosotros no hemos recibido en nuestra niñez. “Los hijos no nacen con tus carencias ni necesidades, no se las crees”.
  • Debo ser consciente de lo que me transmitieron cuando me educaron.
  • Debo educar en el presente con perspectiva de futuro.
  • Una mala actuación ahora se paga con creces en el futuro.
  • No debo angustiarme. Si no puedo, busco ayuda.
  • Para educar bien es necesario tener sentido común.
  • Muchas veces necesitamos una visión objetiva desde fuera.
  • No dudes en pedir orientación educativa aunque el problema parezca pequeño.
  • No existen los superpadres, todo el que te comente que su relación con su hijo es perfecta, puede ser que necesite aparentar o que no quiere ver los problemas.
  • Nada es lo mismo para un hijo que para otro.
  • Educar bien no es buscar las mismas condiciones para todos, sino es dar a cada hijo lo que necesita. Hacerlo así no es ser injusto, ayuda a los hijos a crecer aceptando la individualidad de cada uno.
  • Educando voy a cometer errores. No hay error que no se enmiende.
  • Puedo rectificar sin perder la autoridad.
  • No importa lo que sucedió en el pasado, si hay problemas hay que “tomar la situación de inmediato”.
  • Sé positivo. Dile a tu hijo lo que degusta y pon un límite a lo que no te gusta.
  • Un niño (a) es una antena parabólica constante. Se entera de todo, lo imita todo. El niño aprende más de lo que ve, que de lo que decimos.
  • El mayor deseo del niño es controlar el entorno.
  • En el entorno también estamos nosotros. Controlar nuestras reacciones le fascinará, incluso aunque sea a costa de que nos enfademos con él o ella.
  • El niño necesita libertad conducida.
  • Si nosotros no ponemos límites a su conducta, lo hará él.
  • 0 nunca debo mentirle. Si le enfrento a aquellas cosas que no le gustan pero que debe aceptar, le preparo para asumir la realidad.
  • Si le miento lo haré un inmaduro (necesitará que le disfracemos las cosas para aceptarlas) y un inseguro (si no puedo confiar en mis padres ¿en quién puedo confiar?
  • Debo explicarle las cosas (casi siempre) y de forma breve. A veces los niños necesitan un “Porque yo lo digo”.
  • Levantar castigos o encubrir los errores sólo es sobreprotección. Las personas sólo aprendemos de nuestros errores si vivimos las consecuencias de los mismos. Formamos hijos inmaduros incapaces de enfrentarse a la frustración.
  • El mayor deseo de un niño es que papá y mamá estén pendientes de él. La atención que le prestamos es nuestra mejor arma.
  • Quién sabe cómo y cuándo prestar atención a su hijo(a) sabe educar.


Sé que tú puedes lograrlo. solo exigete a ti misma(o) y tendras un buen desarrollo para tu niño(a).

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jueves, 5 de febrero de 2009

¿Cómo reconocer si su hijo consume drogas?

Fuente: http://www.lafamilia.info/index.php?destino=/PadreseHijos/adolescentes.php?

El acceso a sustancias psicoactivas en la sociedad de hoy es mucho más fácil de lo que nos imaginamos. Por esta razón, los padres deben estar permanentemente atentos a los cambios negativos en el comportamiento de sus hijos adolescentes pues ello puede ser indicio de que consumen droga.
El abuso de estas sustancias puede generar comportamientos que alteran la estabilidad, el desempeño en el estudio, la concentración, los movimientos, la agresividad, los pensamientos, los estados de ánimo, la ansiedad, el raciocinio, la conciencia, la voluntad, la estabilidad, y en general otros aspectos que se desarrollan según el ambiente y el estado actual de la persona.

Estos son algunos casos concretos que nos ayudarán como padres a evaluar una situación de riesgo en nuestros hijos:

El desempeño escolar: faltando a clases, o desarrollando mal comportamiento.

El interés en actividades: perdiendo interés en sus pasatiempos habituales, deportes o actividades favoritas.

Las rutinas cotidianas: comiendo en exceso o dejando de comer; durmiendo en exceso o dejando de dormir.

La selección de amigos: cambiando de amigos, o juntándose con gente que se sabe que utilizan drogas.

Alteración de su personalidad: mal humor, nerviosismo, agresividad o una rebeldía persistente.
Hermetismo en sus cosas: cerrando con llave sus cuartos, gavetas o cajas.

Objetos que delatan

Además existen ciertos objetos que usted puede encontrar en su casa, o en posesión de sus hijos que pueden indicar que están usando drogas.

Por ejemplo:

Papeles para enrollar cigarrillos, pipas y pinzas que se usan para consumir marihuana.

Frascos pequeños de medicinas, espejos, o cuadritos de vidrio que se usan para consumir cocaína.

Latas o recipientes vacíos de pegamento, o latas vacías de spray para el pelo, que pueden ser restos del consumo de inhalantes.

Vale resaltar que no sólo las drogas ilícitas son psicoactivas, también lo son el consumo inadecuado medicamentos legales como analgésicos y tranquilizantes.

Es importante incluir dentro de las conversaciones con los hijos estos temas, explicándoles las consecuencias del uso de drogas y de lo que pueden encontrarse fuera de casa. Hable de temas de interés para ellos, infórmese y hágale saber sobre las sustancias que pueden ser adictivas.

Invítelos a realizar actividades como el deporte, el arte, la música, etc. Recuerde también reforzarles su autoestima, valore sus capacidades y corríjales cuando sea necesario.

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miércoles, 4 de febrero de 2009

Comunicación entre padres e hijos

Fuente: educacion-infanil.blogspot.com


Pautas para lograr una comunicación eficiente entre padres e hijos:

- La buena comunicación hará que su hijo se sienta querido, seguro y que sepa que tiene alguien en quien contar y que le puede contar todo lo que le pasa, aún cuando ni el mismo lo logra entender.La tolerancia es imprescindible para la convivencia.

- Si sus hijos desean hablar con ustedes, préstenles la atención necesaria, dejando de lado lo que están haciendo.

- Escuchen a sus hijos.

- Para hablar con ellos, debemos hacerlo con calma, con voz tranquila. Si aumentan la voz, ellos también lo harán.

- No los juzguen antes de comenzar, sus hijos les están hablando sobre su punto de vista, el cual se debe respetar y luego dialogar para encontrar un acuerdo.

- Abran su mente a todo tipo de temas, sus hijos deben poder sentir que pueden hablar sin temores ni tabúes frente a ustedes, la droga y el sexo y otros tantos temas son parte de la vida y nuestros hijos están expuestos a ellos. Mejor que busquen información en su ambiente y no en extraños.

- Si desea que sus hijos realicen algún tipo de actividad fuera de la escolar, preséntenles varias opciones, pero que sea su hijo el que decida cual realizará, eso le hará sentir que uds. confían en él.

- Si debe tomar alguna decisión que interfiera con la vida familiar, pida a sus hijos su opinión.

- Elogiarlos y felicitarlos por algo que han hecho es una forma de hacer que sientan que les importan en todo momento y que no solo se dirigen a ellos para llamarles la atención o pedirles que realicen alguna tarea.

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Fuente: http://www.cepvi.com/articulos/divorcio.shtml





Las reacciones de los niños ante el divorcio de sus padres están relacionadas con el modo en que éstos informan a sus hijos del divorcio. Por este motivo, es importante que los padres piensen cuidadosamente qué le van a decir a sus hijos y cómo.


Qué decirle a los hijos
  • El divorcio puede ser algo difícil de entender para los niños. Cuando hables con ellos la primera vez, limítate a hablarles de los temas más importantes e inmediatos, sin darles una información excesiva sobre los motivos del divorcio, pues eso los confundiría aún más.
  • Los niños necesitan saber que sus necesidades estarán cubiertas, que ellos no van a ser abandonados, que tanto su padre como su madre seguirán formando parte de sus vidas, que seguirán teniendo alguien que los lleve y los recoja del colegio, les prepare el desayuno, los ayude con sus deberes, etc.
  • Los niños necesitan saber qué es lo que seguirá igual y qué es lo que cambiará: si seguirán viviendo en la misma casa o tendrán que mudarse, si podrán seguir con sus actividades extraescolares, etc. Es decir, dales toda la información posible sobre cómo van a ser sus vidas después del divorcio, de manera que sientan la menor incertidumbre posible respecto a qué va a pasar con ellos.
  • Es importante decirles que ellos no tienen la culpa del divorcio. Es posible que los niños hayan oído discusiones entre nosotros, algunas de ellas pueden haber estado relacionadas con la educación de los niños, de modo que, ante la perspectiva del divorcio, pueden preguntarse si es culpa de ellos, por haber provocado discusiones entre sus padres.
  • Pregunta a los niños sobre sus preocupaciones y miedos y dales tiempo para pensar en lo que significa para ellos el divorcio y en los cambios que se avecinan.
  • Escucha lo que tengan que decirle y tomen en serio sus preocupaciones y miedos.
  • El divorcio es algo que afectará a sus vidas, y necesitan saber que se los escucha y se los tiene en cuenta. De este modo sabrán que los padres comprenden el impacto que el divorcio tiene en ellos.
Qué necesitan los niños de sus padres
  • Necesitan que ambos estén implicados en sus vidas, incluso aunque no vivan juntos. Si tus hijos no viven contigo, habla con ellos por teléfono, ve a verlos, hazles preguntas sobre sus vidas, sus gustos, sus aficiones, sus amistades, etc. De este modo sabrán que son importantes para ti.
  • No hables mal de él o ella delante de tus hijos ni le culpes del divorcio o los problemas entre nosotros. Si lo haces, tus hijos se sentirán en una encrucijada, empujados a ponerse de parte de uno de sus padres, cuando lo cierto es que os necesitan a ambos.
  • Sé comprensivo y paciente. Piensa que el estrés que los niños sienten pasará y que con tiempo y apoyo, las viejas conductas volverán a desaparecer y las habilidades recientemente aprendidas reaparecerán. Diles repetidas veces que no son responsables de lo sucedido.
  • Recuérdales que el divorcio es definitivo y no volveras a estar juntos. No les des falsas esperanzas.
  • Ambos padres deben implicarse en sus vidas, conocer sus amistades, saber qué hacen y cómo van en los estudios.
  • Hacer cosas juntos. Si, por ejemplo, tenias la costumbre de ir al campo los fines de semana, no dejes de hacerlo por el hecho de que falte uno de los padres. Si no puedes seguir haciendo exactamente las mismas cosas, busca otras actividades que puedas compartir.

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Fuente: http://www.familia.cl/salud/adiccion/adiccion.htm



Algunas veces podemos sentir pánico al imaginar que uno de nuestros hijos o hijas pueda verse enfrentado a este problema; o tal vez preferimos pensar que ellos están lo suficientemente alejados y protegidos; quizás confiamos en que les hemos brindado una formación sólida en la infancia que los mantendrá "a salvo"; o es probable que conozcamos a alguna familia que haya sufrido el consumo problemático de drogas o alcohol y al compararnos con ellos, concluimos que "algo tienen que haber hecho mal".





¿Cómo prevenir o detectar tempranamente el consumo problemático de drogas o alcohol en nuestros hijos?


Es muy importante no caer en las campañas del terror al interior de la familia, porque el miedo bloquea la comunicación y nos lleva a evitar el tema.

Es necesario que padres e hijos adolescentes comiencen informándose y abriendo espacios de conversación acerca de las drogas, el alcohol y los efectos de su consumo.

Pero, aun cuando la información y la conversación son necesarias, no son por sí solas suficientes. Se requiere también establecer normas claras, firmes y explícitas en relación al consumo, que los padres debemos encargarnos de hacer cumplir.

Al mismo tiempo, es indispensable estar alerta a algunas señales que pueden darnos cuenta del consumo de alguna sustancia adictiva por parte de nuestros hijos y que pueden observarse principalmente en los siguientes ámbitos:

Escolar:

- Disminución significativa del rendimiento escolar
- Notas inferiores a las del promedio de sus compañeros
- Incumplimiento de deberes escolares
- Problemas de concentración durante las clases o estudio

Comportamiento agresivo:
- Amenazas de lastimar o hacer daño a otras personas
- Molestar o hacer daño a los animales
- Daño intencional a objetos de otras personas.

Grupo de amigos:

- Consumo regular de drogas o alcohol por parte de los amigos de nuestro hijo o hija
- Venta u obsequio de drogas por parte de los amigos de nuestro hijo o hija
- Porte de sus amigos de drogas o alcohol en las fiestas.

Familia:

- Consumo de algún miembro de la familia de marihuana o cocaína
- Ingesta de alcohol de algún miembro de la familia hasta el punto de causar problemas en la casa, en el trabajo o con los amigos
- Discusiones frecuentes con nuestro hijo(a) que han terminado a gritos.

¿Y si detecto riesgo de adicción en mi hijo o hija?

Ante la duda de si nuestro hijo se encuentra en una situación de riesgo, es necesario acudir a un equipo profesional especializado en adicciones, que tenga un abordaje integral al problema, tomando en cuenta las complejas dinámicas psicológicas que se encuentran a la base del problema.

No se requiere esperar a que nuestro hijo se muestre motivado por pedir ayuda a un psiquiatra o psicólogo, porque lo más probable es que inicialmente se oponga a la idea. En este caso, el mismo equipo profesional puede proporcionarnos herramientas para acercar a nuestro hijo a una evaluación especializada, sin esperar a que "toque fondo", situación que muchas veces provoca daños muy difíciles de reparar.

Por último, no debemos olvidar que un tratamiento exitoso requiere del compromiso de la familia, ya que somos los padres y hermanos quienes mejor conocemos a nuestro hijo o hija, con quienes convive diariamente, y por tanto, quienes podemos apoyar con más fuerza la labor de él o los profesionales tratantes.

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Fuente: http://www.saludymedicinas.com




Referirse a un hijo mediante apodos, frases hirientes o calificativos es una forma de maltrato que influye negativamente en la autoimagen que el menor va conformando, y tiene graves repercusiones en su salud y desarrollo psicoemocional.

El arma más poderosa de los seres humanos no está en los puños, sino en la palabra, y así como es capaz de alentar, fortalecer y ayudar, también puede lastimar y destruir cuando se usa inadecuadamente. El lenguaje, sin duda, puede enviar mensajes capaces de dejar profundas huellas emocionales.

En efecto, burlas, apodos, actitudes agresivas y comentarios devaluatorios como “no sirves para nada”, “eres igual de torpe que tu padre (o madre)”, “tragas como cerdo” o “eres un inútil” aniquilan la personalidad de los menores y, sobre todo, les dejan un mensaje: “no eres importante para mí”, “eres indeseable” o “me estorbas”.

No obstante, la violencia verbal no consiste únicamente en insulto directo, pues también los sarcasmos lesionan y desvalorizan la imagen que el chico tiene de sí mismo. Otras veces el rechazo se expresa con frases como “ya no te quiero, me avergüenzo de ti”, o una de las más dañinas que existen: “ojalá no hubieras nacido”.

Hay padres que consideran que calificar al infante con determinada palabra servirá para hacerle entender que cierta conducta es errónea. Otros piensan que con vocablos ofensivos lograrán que el niño se haga fuerte y sea capaz de enfrentar los altibajos de la vida.

Sin embargo, hay palabras sumamente hirientes cuyo poder limita al niño en el desarrollo de sus potencialidades y amor propio. Aunque los progenitores les resten importancia y minimicen su impacto diciendo que “sólo era broma” o “era para que entendiera”, en la mente infantil esas etiquetas pueden lastimarlo y quedar grabadas de por vida.

Los padres son el centro del universo de los niños y, por tanto, son quienes más daño pueden causarles, ya que todo lo que expresan es verdad para los menores.

Que consecuencias pueden traer:

Este tipo de maltrato disminuye la autoestima, afecta el desarrollo emocional y, en la mayoría de los casos, conduce a la delincuencia y adicción a drogas y alcohol. Desde luego, hay casos en que los chicos logran salir adelante y se desarrollan adecuadamente.

Es importante recordar que las relaciones afectivas con los hijos son determinantes en su desarrollo; por tanto, si los tratan con palabras hirientes o gritos, y no les ofrecen caricias y palabras afectuosas, van forjándoles baja autoestima que, a la larga, se convierte en daño difícil de reparar.

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lunes, 2 de febrero de 2009

Cómo ayudar a la persona a superar el duelo:

Fuente: http://www.amad.es/el_dolor.html


No hay nada que nos pueda destruir más que la muerte de un ser querido, sobre todo si se trata de un hijo/a, la pareja, los padres.

Multitud de dudas, preguntas y miedos nos invaden y sentimos no poder resistir vivir una vida que, de repente, ha cambiado y nos sentimos totalmente desamparados para afrontar lo que nos parece un reto imposible:


A veces creemos oírles, verles. Esto también puede depender de nuestras creencias religiosas, morales o espirituales. Aún no teniendo ninguna creencia, es como si estuviéramos esperando que de un momento a otro vuelvan a entrar por la puerta y esto se debe a que involuntariamente no terminamos de creer ni aceptar que ha fallecido.

Durante el duelo muchas personas sufren en algún momento depresión. Es un estado que desaparecerá poco a poco, pues suele producirse por el gran agotamiento emocional y el cuerpo y la mente necesitan tiempo para recuperarse de este traumático estrés.


Cómo ayudar a la persona a superar el duelo:


Ayuda mutua:
Una gran ayuda es el apoyo y comprensión de otras personas que han vivido la misma experiencia y al transmitir después nosotros también, nos será devuelta con creces.

Comprensión:
Toda persona, adulto o niño, tras experimentar la muerte de un ser querido, necesita del cuidado, la acogida y escucha que pueda ofrecérsele, así como del gran mimo y cariño de toda persona que se encuentre a su lado. Asimismo necesitará como pocas veces en su vida, de atención física y mental. ¡En una palabra, necesita Amor!

Permanecer junto al familiar o amigo en el tiempo. En días de diario, pero sobre todo en los momentos más difíciles como:
Aniversarios, fechas especiales, Navidad, vacaciones.será nuestro mejor apoyo al mismo y a su familia más cercana.Procurar que no estén solos mucho tiempo y llenarles en lo posible el vacío de su pérdida.

Tomar la iniciativa:
Las personas en duelo suelen estar tan sumidas en su dolor, que éste les impide tener capacidad suficiente para enfrentarse a la ejecución o decisión de ciertas cuestiones o trámites.

Evitar dar consejos fáciles o soluciones inmediatas: Las personas en duelo se encuentran en un momento crucial en sus vidas y necesitan ¡COMO NUNCA¡ del cariño, consuelo y apoyo de sus familiares y amigos.

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Fuente: http://www.naturpsico.net/el-papel-de-los-padres-en-nuestra-autoestima/


Con el transcurso de tiempo cada niño comienza a crear una imagen de sí mismo a partir del trato que recibe, los cuales se engloban principalmente en los tonos, los gestos, la forma cómo le hablamos…, justo antes de utilizar un lenguaje.

Poco a poco, con el paso de los meses, va construyendo su autoestima y ésta se va definiendo por la influencia de las personas significativas tanto del medio familiar como el social y escolar, y como fruto, años después, de las experiencias que ha vivido de fracaso o éxito.

Es por ello por lo que los padres, hermanos, demás familiares y amigos tienen una importancia muy destacada en la formación de su autoestima, ya que dicho de otro modo: vienen a hacer de espejo ante la imagen de éste.

Según va creciendo, va tomando cierta importancia aquellos adultos y amigos ajenos a la familia, que le quitarán o darán valía según sus evaluaciones.

Para un buen desarrollo en la autoestima de nuestro hijo, el niño debe sentirse un miembro importante dentro de la casa, dentro de su propia familia. Esto es vital, y puede adoptarlo y conseguirlo por ejemplo a partir de muy diversas y sencillas formas: la forma como se le habla, se le escucha, se le responsabiliza, se valoran sus opiniones…

Es vital que perciba una comunicación tanto profunda como fluida con sus padres.

Y es que dicho de otro modo: el niño necesita ser valorado, a gusto, querido y respetado, para que luego se sienta orgulloso de su familia y sentirse seguro.





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Fuente: http://www.naturpsico.net


Nuestros padres ejercen un papel fundamental en la formación de la autoestima en los niños, no sólo por la propia educación en sí, sino por las respuestas y las actitudes que estos tienen con los más pequeños. Pero como bien sabemos, para poder tener una autoestima alta es imprescindible aceptarte y quererte tal y como eres, reconciliando cada poro de nuestro cuerpo con nosotros mismos. Precisamente ésto es lo que debemos enseñarle a nuestros hijos, dado que no se trata sólo de quererlos, sino de enseñarle a que él se sienta igualmente querido.

Es por ello por lo que los especialistas recomiendan que, una buena opción, es hacerles llegar nuestros sentimientos, y ayudarle a que, individual y personalmente, sea capaz de descubrir por si mismo que es querido, aceptado, y que ante todo es admirado por cómo es, y digno de respeto.

Para conseguirlo una opción única es demostrarle amor incondicional, no precisamente por lo que hacen o dejan de hacer, sino que por él mismo descubra que es querido, enviándole mensajes positivos y destacando incluso sus cualidades y características delante de las demás personas.

También debemos convertir sus críticas o quejas en sugerencias y peticiones aceptables, tratando de hablar con él en todo momento y de llegar a un acuerdo.

Es vital dedicarle a nuestro hijo el tiempo especial que se merece, porque así disfrutaremos con él de cada instante, y en especial de cada momento.


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domingo, 25 de enero de 2009

Desarrollando Nuestras Habilidades Sociales

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Fuente: http://www.losandes.com

Sexólogos y psicólogos aseguran que las vacaciones representan una buena excusa para abordar la temática con los más jóvenes, ya que muchas veces este tipo de diálogo es inexistente en las familias.

Esta es la situación y los padres no saben cómo hablar con sus hijos sobre el tema; los especialistas señalan que el verano puede ser una buena excusa para poner blanco sobre negro.

Los padres deben saber a dónde van sus hijos, con quiénes están y qué hacen. Sin necesidad de transformarse en investigadores privados, será el diálogo con sus hijos lo que proveerá a los jóvenes de las herramientas necesarias para que se cuiden solos. Lo importante es que ambos padres estén de acuerdo en el mensaje, que no sea contradictorio ni que refleje la doble norma.

Para que la charla sobre sexualidad no llegue tarde, es importante aprovechar las vacaciones, ya que los adolescentes conocerán nuevas personas; probablemente se enamoren y junto con esto surgirá la posibilidad de tener la primera relación sexual.

Es fundamental que los padres se comuniquen con los hijos y sobre todo sepan escuchar las opiniones que ambos estan expresando, ya que esto ayudara a que los hijos sientan confianza y puedan comunicar cualquier duda o problema que se le anteceda en el transcurso de su adolescencia.

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domingo, 11 de enero de 2009

SERÉ COMO TÚ

Mi hijo nació hace pocos días, vino al mundo en forma normal, pero tenía que viajar, trabajar para pagar las cuentas.
Aprendió a andar durante mis ausencias y ya hablaba sin que yo me diera cuenta.
Y cuando iba creciendo me decía: ``yo voy a ser como tú papá ¿sabes? Seré igual a ti´´.
-¿Cuándo vuelves papá?
-no se todavía, pero, cuando vuelva, estaremos juntos
¡JUNTOS Y FELICES ESE BELLO DIA!
Cumplió los 10 años hace pocos días
-Gracias por la pelota, papá, vamos a jugar ¿tu me enseñas?
-Conteste: ``otro día hoy tengo muchas cosas que hacer´´.
-Está bien-dijo-
Mi hijo se fue alejando con una sonrisa en los labios y me decía:
``voy hacer como tu papá ¿sabes? Seré igual a ti´´
¿Cuándo vuelves papá?
No se todavía, pero, cuando vuelva estaremos juntos
¡JUNTOS Y FELICES ESE BELLO DIA!
Ha terminado el colegio y ya está en la universidad esta hecho todo un hombre.
-``Hijo estoy muy orgulloso de ti; siéntate un momento´´
-movió la cabeza y me contesto sonriendo: ``Préstame más bien las llaves del carro, nos veremos luego…..´´
¿Cuándo vuelves hijo?
-no se todavía, pero, cuando vuelva, estaremos juntos
¡JUNTUS Y FELICES ESE BELLO DIA!
Yo ya me jubilado; mi hijo se ha marchado, ya no vive con nosotros.
-le he telefoneado hace pocos días: `` me gustaría verte, si pudieras venir….´´
-``si tuviera tiempo, me encantaría pero tu sabes, el empleo, los niños…. Me alegro de haber hablado contigo papá, hasta pronto.
- cuando colgué el teléfono, me puse a pensar: ``ha crecido y actúa como yo. Si mi hijo es igualito a mi.´´
-y la misma pregunta y frase:
¿Cuándo vuelves hijo?
No se todavía, pero, cuando vuelva estaremos juntos.

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Fuente: http://www.yopsicologo.com


Hoy en dia muchos de los padres proporcionan entretenimiento poco adecuado para sus hijos, sobre todo ignorando las advertencias de las recomendaciones de edad de uso del producto. En ocasiones será por ignorancia, en otras por pereza y otras por inconsciencia, ya que ninguno se da cuenta de que cuando un determinado contenido está recomendado para mayores de 18, un niño de 8 años no está psicológicamente preparado para entenderlas y asimilarlas.

Otro de los escenarios donde podemos encontrar situaciones parecidas es en las tiendas de videojuegos, padres comprando juegos de extrema violencia a sus hijos.

Es importante que:

  • El juguete desarrolle o fomente la creatividad del menor, y no las conductas sexistas, racistas o violentas.
  • El juguete tiene que ser fuente de diversión, aprendizaje y desarrollo de las capacidades del menor (lingüísticas, cognitivas, de razonamiento lógico y espacial).
  • Ante la gran avalancha de videojuegos deben de comprobar su contenido, ya que algunos potencian el racismo, la intolerancia, la violencia, etc.
  • Los videojuegos son cada vez más codiciados entre los adolescentes, pero lo más importante es saber jugar. Conviene recordar que en ningún caso un videojuego puede sustituir las relaciones
    familiares.
  • Rechaza los juguetes que alimenten o realcen la violencia.
  • El juego de los niños refleja su percepción de sí mismos, de otras personas, y del mundo que les rodea.

¡Por ello padres deben tener cuidado en la elección del juguete de su hijo ya que de ello dependera mas tarde como se desenvuelvan ante la sociedad!

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