El placer y el afecto son dos motores importantes en la experiencia de amar; pero todavía falta un tercer dinamismo, al que llamamos “capacidad de elección”
Cuando la persona puede decir: yo elijo o yo quiero, pone de manifiesto esa tercera dimensión de la experiencia de amar.
Ciertamente, la experiencia del amor tiene mayor significado cuanto más libre es la persona que la realiza; pero, de hecho, la experiencia de amar es vivida por seres limitados.
Existen personas que experimentan serios bloqueos en su capacidad de placer, y por lo tanto son incapaces de intercambio sexual satisfactorio. Su falta de madurez ética atrofia su experiencia de amar; pero la falta de control ético no le impide llegar a una gran madurez sexual y afectiva.
Por último, existen personas que pueden haber alcanzado una gran madurez sexual y una gran madurez ética, pero se sienten incapaces de experimentar auténtico afecto. Son incapaces, por ejemplo, de comunicar su mundo interior o de experimentar un sentimiento de ternura hacia otra persona.
En la experiencia del amor, aparecen los tres componentes: el afecto, el placer y la elección.
Ciertamente, la experiencia del amor tiene mayor significado cuanto más libre es la persona que la realiza; pero, de hecho, la experiencia de amar es vivida por seres limitados.
Existen personas que experimentan serios bloqueos en su capacidad de placer, y por lo tanto son incapaces de intercambio sexual satisfactorio. Su falta de madurez ética atrofia su experiencia de amar; pero la falta de control ético no le impide llegar a una gran madurez sexual y afectiva.
Por último, existen personas que pueden haber alcanzado una gran madurez sexual y una gran madurez ética, pero se sienten incapaces de experimentar auténtico afecto. Son incapaces, por ejemplo, de comunicar su mundo interior o de experimentar un sentimiento de ternura hacia otra persona.
En la experiencia del amor, aparecen los tres componentes: el afecto, el placer y la elección.
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