viernes, 20 de febrero de 2009

¿Qué es el trastorno dismórfico corporal?

Fuente: http://www.consumer.es/web/es/salud/psicologia/2009/02/09/183245.php



Las personas que padecen este trastorno dismórfico centran su obsesión en la cara, el cuerpo y el olor corporal, aunque no es raro que afecte a cualquier parte del organismo. Los pacientes recurren a menudo a la cirugía plástica, a veces en repetidas ocasiones, para cambiar la percepción de este defecto. El problema es que, dado que la condición es principalmente psicológica, estos procedimientos no acostumbran a ayudar, más bien al contrario, agravan los síntomas anteriores.


Concretamente, los pacientes con este trastorno parecen utilizar más a menudo su hemisferio cerebral izquierdo, es decir, la parte analítica, la mejor preparada para procesar detalles complejos.

Una gran proporción de afectados por trastorno dismórfico corporal acaba por someterse a cirugía estética o a tratamiento dermatológico. Sin embargo, pocos quedan contentos. Estas conductas que muchos asociarían con el narcisismo esconden una enfermedad que, seguro, empeorará tras la operación. Según la Fundación norteamericana del TDC, las principales áreas de preocupación son la cara, la nariz, el pelo, los ojos, los párpados, la barbilla, los labios, la piel, el olor corporal, el acné, las arrugas, las cicatrices y las varices. Hoy por hoy, todo tan operable que facilita el hecho de acudir al recurso fácil.

Es un error común el pensar que la enfermedad es la causa de la ansiedad y las creencias negativas. En realidad, es la ansiedad la que provoca que la persona se obsesione con sus características físicas. La solución no pasa, por tanto, por decirle al enfermo que no necesita cirugía estética porque en realidad no tiene los defectos que dice tener; el paciente seguirá obsesionado. La solución está en hacerle consciente de su enfermedad y solucionar su problema con psicoterapia y, si conviene, con tratamiento farmacológico.

Si finalmente el paciente decide operarse, hay muchas probabilidades de que no quede contento con el resultado y vuelva a requerir una nueva operación. Un estudio confirmaba en este sentido cómo la preocupación "imaginaria" aumentaba en la mayoría de personas que se sometían a cirugía estética, tratamientos cutáneos o trabajos dentales.

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