Los adolescentes que pasan mucho tiempo viendo televisión tienen un mayor riesgo de depresión en la adultez, según un estudio reciente.
Los participantes se enfrentaban a probabilidades significativamente más altas de estar deprimidos siete años más tarde, y el riesgo aumentó por cada hora extra de televisión que se veía al día, según un informe sobre más de 4,000 adolescentes.
"No podemos estar seguros de que sea un asunto causal", enfatizó el autor del estudio, el Dr. Brian A. Primack, profesor asistente de medicina pediatría de la Facultad de medicina de la Universidad de Pittsburgh. "El motivo por el que este estudio sugiere que se podría tratar de causa y efecto es que la exposición a la televisión ocurrió primero. No incluyó a personas que tenían síntomas de depresión cuando comenzó el estudio".
Su equipo publicó sus hallazgos en la edición de febrero de la revista Archives of General Psychiatry.
A los más de 4,100 adolescentes del estudio se les preguntó por primera vez en 1995 sobre el número de horas que habían pasado en la semana anterior viendo televisión o videos, jugando en la computadora o escuchando la radio. Reportaron una exposición diaria promedio de unas 5.7 horas, lo que incluía 2.3 horas de televisión.
Siete años más tarde, a una edad promedio de casi 22 años, 308 (7.4 por ciento) de los jóvenes había desarrollado síntomas consistentes con la depresión. La incidencia de estos síntomas se relacionó directamente con el número de horas de exposición a la televisión y otros medios electrónicos de comunicación reportados al inicio del estudio, señalaron los investigadores.
Es posible especular por qué ver televisión podría llevar a la depresión, afirmó. "Una teoría es que se ven muchos eventos depresivos en la televisión, y es probable que uno los internalice", dijo Primack. "La televisión enfatiza las malas noticias, y se podría internalizar una exposición repetida".
Los anuncios de la televisión también podrían tener una influencia, advirtió. "Uno ve alrededor de 20,000 anuncios de televisión al año, y una gran proporción de ellos enfatizan el hecho de que la vida no es perfecta", señaló Primack.
Ver televisión podría también reemplazar las actividades sociales, intelectuales o atléticas que protegen contra la depresión, y ver televisión tarde en la noche podría trastornar el sueño normal, que es esencial para el desarrollo emocional e intelectual, apuntó.
Sería deseable saber si tipos específicos de exposición a la televisión podrían relacionarse con el desarrollo posterior de la depresión, dijo Primack. "Probablemente haya ciertos tipos de exposición que generen depresión", dijo. "Si aprendiéramos más sobre si ciertas exposiciones aumentan el riesgo, podríamos hacer algo al respecto".
El estudio fue considerado como "un primer buen paso hacia la demostración de este tipo de relación entre la televisión y la depresión", afirmó David S. Bickham, científico investigador del Centro de medios de comunicación y salud infantil del Hospital pediátrico de Boston.
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